martes, 26 de julio de 2011

Europadelestiando


Hola, buenas tardes, somos puro verbo nosotros dos. Somos acción y contraataque. Hemos sido bautizados con un sustantivo, sin embargo, por el pirata con rango de comandante Sebastián Cooke, aquél que supo navegar por aguas escarpadas en los climas más hostiles de occidente y oriente. Somos el grupo Sin-tic (apócope de sin tiquet) que vendría a ser una evolución/deformación de los hermanos Garparelli de aquella colorida, húmeda y rica Latinoamérica que me vio nacer. Acá todo muta, ya que Europa se encarga de contaminar al mundo en lugares varios, teniendo como consecuencias directas la evolución mutante de aquellos inmigrtantes que no han nacido bajo este cielo tan comprimidamente diverso y rico, -en materia de divisas- a costa de los otros pobres -en materia de divisas-. Esta célula no terrorista intentó siempre y bajo todos los medios colarse en cuanto transporte público se les cruzó por el camino, saliendo airosos -exceptuando en Praga y casi en Budapest- en todas las ocasiones. El sustantivo de acción 4x4 Sin-tic dejó hasta el último esfuerzo para lograr vivienda gratis, y como su humanidad inherente de grupo es tan fallida como los couchsurfers de Croacia y Eslovenia, tuvimos que indigentar en las calles mismas, haciéndonos uno con la oscuridad envolvente de la noche, que nos puso un moño en las cabezas y nos ocultó cual francotirador croata se apuesta todo el salario en un campanario de una iglesia católica durante la guerra de la independencia de los Balcanes y dispara un full cargado de balas de liberación popular y reivindicación regionalista, fragmentando con esas esquirlas el suelo que ya no estará más unido por el despotismo del verdulero Tito, sino que ahora la fiambrería "Los croatas unidos" se separará del local y se autogestionará detrás de una frontera, pocos años antes, impensada. 
Los días y noches en los Balcanes fueron de mis preferidos, ya que nos lanzamos  ampliamente al azar callejístico, pasando momentos duros y pegajosamente sucios, pero, a su vez, encontrando una oficina propia en una galería de Split y conociendo a una hermosa familia en Skopje, Macedonia. Fueron momentos críticos, al límite, como aún sintiendo las repercusiones de antaño que por ahí repiquetean en las esquinas de una región que parece seguir siendo bastante efervescente, pero que a la vez bate esas burbujas con la cuchara de la paz y la supuesta tolerancia que creímos sentir en varias ocasiones. 

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